viernes, enero 26, 2007

. . : : Capítulo Primero: Tiempos Felices (Parte II) : : . .

Una delicada brisa matutina agitaba las cortinas de gasa que acariciaban la pálida tez de un muchacho de ojos verdes y cabello oscuro un tanto largo; el movimiento de la tela en sus mejillas le hizo depsertar y desperezarse con desgano; no podía negar que Godric Valley se había convertido en un lugar muy tranquilo y, de cierto modo, le había dado el calor de hogar que siempre le había faltado en el 4 de Privet Drive, sin embargo, esa vida de ermitaño que llevaba de un tiempo atrás, comenzaba a pasarle la factura, haciéndole sentirse muy solo y extrañar más de la cuenta.

El sonido de pasos en la calle lo sacó finalmente de la cama, era verano y a pesar de ser las siete menos diez, ya se respiraba lo cálido del ambiente. Cualquier persona -mágica o muggle-, se habría reído enormemente al ver a ese desaliñado muchacho caminando a tumbos por la habitación, darse siempre un golpe en los dedos del pie izquierdo con la pata de una cajonera y renegar del golpe y su origen al olvidar de nuevo, que debía cerrar las ventanas antes de dormir, el ritual no estaba completo si no levantaba un necio mechón de cabello hacia un costado de su rostro para apoyarlo sobre una oreja y, después cerrar la ventana tras entornar los ojos con los destellos de un sol naciente.

Aquella mañana, volvió directo a la cama, sabía que era sábado y que podía darse el lujo de dormir hasta pasadas las nueve, aunque con toda la franqueza que podía admitir hacia si mismo, se dijo mentalmente: -hoy no quiero salir de la cama-, y mientras repetía su firme convicción, esperaba en cualquier momento un "crac" acompañado de aquella voz chillona dándole los buenos días. Dobby, quién se había convertido en su único compañero, seguía llevándole café caliente a la cama todas las mañanas y, le recordaba casi religiosamente todas y cada una de las actividades del día, las que a final de cuentas, terminarían por arrebatarlo de lo acogedor de sus sábanas.

Esa mañana, no fue la excepción, el café, Dobby, su voz chillona, el ejemplar de El Profeta y una tremenda pila de cartas le hicieron incorporarse a las ocho más quince y, de no saber que había pasado más de tres días fuera de casa, Harry podría haber jurado que el elfo doméstico estaba recobrando el viejo hábito de esconderle la correspondencia. Hacía varios meses que recibía cartas de Fred Weasley, de Ron y Hermione e incluso, de Luna Lovegood a las que respondía en muy contadas ocasiones; no podía negar que le emocionaba ver aquellos sobres y tampoco lo mucho que extrañaba a sus amigos, sin embargo, aún no se sentía capaz de volver a Londres, no sabía con precisión si era por los recuerdos que aún lo perseguían por las noches, o por lo mucho que le fastidiaba el como la gente seguía mirándolo aún después de tantos años, sobre todo, esa mirada, la que a pesar de hacerlo tocar el cielo, le dejaba bien claro que una vez más lo había echado a perder.
Un leve escalofrío le recorrió la espalda y po un segundo, le pareció escuchar el canto de Fawkes en la leganía de su atormentada mente. Salió de la cama dando un salto y frente al espejo, buscó a tientas una liga, recogió a medias su cabello y sonriendo murmuró: -casi tan apuesto como Sirius, sólo que con unos años menos... eso dijiste la última vez-.

martes, enero 02, 2007

. . : : Capítulo Primero: Tiempos felices (Parte 1) : : . .

Había amanecido y la luz le daba directamente sobre los ojos, que por reflejo se entornaron y del mismo modo, los frotó con sus manos; había pasado mucho timpo, no estaba completamente segura de cuanto, y a pesar de su aprehensión, se obligó a sí misma a no mirar el reloj mientras caminaba al espejo en su habitación.

Sobre el tocador, algunos frascos de perfume, un alhajero cuidadosamente tallado que dejaba ver la imagen de una rosa abierta en pleno y, una luna que en su superficie reflejaba la roja marea de su cabello lacio aún desordenado por las horas de su poco apacible sueño. Por primera vez en varias semanas, pudo ver que tanto se reflejaba el cansancio en su rostro, lucía más pálida que de costumbre y sus ojos parecían haber pasado por una larga jornada de llanto.

Disgustada por la forma en que las pecas parecían sobresalir en sus pómulos, desvió el rostro por puro impulso y se topó con esa vieja mesita llena de fotografías, figuras en movimiento que le mostraban tiempos más felices: el baile de navidad, la apertura de Sortilegios Weasley, el surgimiento del ED, la accidentada boda de Bill y Fleur, y tan sólo un par de años atrás, aquella túnica morada que usó en la boda de Ron y Hermione; inconscientemente sonrió recordando que la pesadilla había terminado, no había más guerra y por fin, magos y muggles podían salir a la calle con la certeza de que no habría más mortífagos acechándoles: Lord Voldemort había caído.

La alarma del despertador la sacó de su abstracción, era tarde y había prometido estar a primera hora en el hospital para acompañar a Fleur mientras su madre iba a desayunar y asearse, Ginny pensó que todo había vuelto a la normalidad, había visto nacer a las dos hermosas niñas de Bill y Fleur, estuvo ahí para sostener las manos de Percy, mientras Penélope daba a luz a su hija y ahora esperaba ansiosamente el momento en que Ron y Hermione anunciaran la próxima llegada de un nuevo Weasley, sin embargo, había algo que aún le hacía falta, un hueco en su corazón que no la dejaba tranquila; miró su cama con nostalgia, pensando: "-Desearía que estuvieras aquí... hace tanto tiempo-", apretó los párpados y suspiró profundamente, sabía que sería así, sabía que no podía cambiarlo, sin embargo, las sábanas revueltas y la cama vacía, le dejaron una sensación de indescriptible vacío.

Casi sin notarlo, dio media vuelta, ignorando el insistente sonido de la alarma, y se encaminó a su armario, tomó una blusa, una falda y unas medias, volvió a la cama para comenzar a vestirse, justo cuando se calzaba las botas, la alta figura pelirroja de Fred se apareció en la puerta de la habitación "-¡Vamos, vamos! ¡arriba floja! vas a llegar tarde y mamá va a irritarse-", Ginny no pudo evitar sonreir a su hermano y responderle mientras volvía hacia el tocador "- te gané Weasley, ya estoy casi lista-", dicho esto, levantó su largo cabello en una colita. Fred sonrió igualmente y fue a abrazar a su hermana "-está bien, no te culpo si duermes de más... has estado trabajando demasiado, Ginny-", esa última frase provocó que ella sólo se encogiera de hombros, diera vuelta y de mala gana mascullara algo que se entendió como "-me voy, ya es tarde-".

Odiaba darle la razón a sus hermanos mayores, en realidad, lo que le molestaba, era que se había refugiado en el trabajo obsesivamente después de la boda de Ron, después de la última vez que él había estado en Londres... desde la última vez que habían pasado una noche juntos. Ginny abrió la puerta del condominio, se vio de nuevo reflejada en el espejo, estaba por cumplir los 26 años, era una excelente Healer y más de uno estaba dispuesto a caer rendido a sus pies, pero para ella no era suficiente, sabía que nada volvería a ser lo mismo, lo supo con certeza el tiempo en que salió con Neville; no importaba cuan buenos, atentos, amables, dispuestos y complacientes fueran, ninguno sería como él con sus ojos verdes y su cabello negro sujeto en una coleta... murmuró "-casi tan apuesto como Sirius... sólo que con unos años menos-"; la chica sonrió con melancolía y terminó de salir del lugar.

(continuará...)

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Les doy la bienvenida a After Darkness, un fanfic basado en la línea de personajes de Joanne Kathleen Rowling, espero que les guste y estaré publicando con periodicidad.

JSLB.